Es la remota infancia de la fabricación digital personal. En este primer estadio, como ocurre siempre, lo más lejano son las máquinas. El coste y la dimensión no permiten que estén, aún, en cada hogar. Pero entonces surge una respuesta histórica: una comunidad que se autoorganiza para tener, entre todos, lo que no podría conseguir uno solo.
Esa es la capa más profunda de la filosofía de Makespace: “La comunidad construye el lugar de producción. Creemos en la gestión común de recursos”, dice César García, uno de los cinco fundadores del proyecto. El espacio reunirá dispositivos y herramientas de fabricación y prototipado, en el centro de Madrid, y se abrirá el próximo mes de septiembre, si los planes se cumplen.
El proyecto nace de cinco personas (César García, Sara Alvarellos, David Rodríguez, Ricardo Merino y Gabriel Herrero-Beaumont) con el único objetivo de fabricar en 3D. Y, por eso, en su presentación dicen que pretenden ser “un espacio equipado con los dispositivos, herramientas de fabricación y prototipado necesarios para hacer cosas” y “un lugar donde poder trabajar en proyectos personales y colaborar con otras personas”.
“Es un espacio independiente, ligado a la creación”, explica César García. “Vamos a crear una infraestructura compartida para que se junten personas a las que les gusta el 3D y el diseño industrial”.
Makespace se define también por lo que no es. Ni un “espacio de coworking al 100%”, ni una “techshop al 100%”, ni un “hackerspace al 100%”, ni “un fablab al 100%”. La mejor definición es, para el fundador, un “espacio útil y seguro” donde “no habrá restricciones sobre lo que se pueda crear”.
No es coworking porque no es un lugar de trabajo. “Es un lugar para compartir infraestructura y máquinas. Todos los que estemos en Makespace seremos personas que hagan cosas porque nos gusta, pero no es un centro de producción, ni un espacio de servicios. No hay capacidad para que un individuo acapare un dispositivo para hacer una producción de mucha cantidad para clientes”, especifica la fundadora Sara Alvarellos. “Queremos aprender a utilizar el equipamiento y ser autónomos. Y sabremos lo que hace cada uno para poder colaborar”.
Makespace es un proyecto autogestionado. “Queremos funcionar como una asociación sin ánimo de lucro. Estamos investigando el tema del seguro y estamos prestando mucha atención a las medidas de seguridad”, sostiene García.
Los cinco ideólogos del proyecto están reclutando socios para poder reunir, entre todos, el presupuesto que les permita comprar una cortadora láser, una fresadora CNC mediana, una fresadora CNC pequeña, un scanner 3D: Fabscan, una cortadora de vinilo, impresoras 3D de la familia RepRap y material para trabajar con electrónica.
En esta primera fase buscan otros socios fundadores y más adelante habrá distintas modalidades en función del uso que quiera hacer cada uno del espacio. “Buscamos un sistema sostenible para cubrir los gastos”, indica la arquitecta. El número ideal de socios fundadores para que la iniciativa cumpla sus plazos es 100.
La cifra debería seguir creciendo con el tiempo y del volumen quieren hacer también ventaja. “Recopilaremos información sobre dónde comprar materiales y la compartiremos con todos los miembros. Es útil juntarnos varias personas para hacer compras compartidas y negociar descuentos. Así podemos conseguir abaratar costes de los materiales”, apunta el ingeniero de sistemas.
El proyecto ya está en marcha para que en septiembre pueda abrir sus puertas en el centro de Madrid. Esta es su filosofía de partida, pero tiene la propiedad elástica de muchos de los materiales que utilizarán. El fundador explica que, desde el primer momento, comparten “información con Makespaces de otras ciudades, como León, y otros países, como Inglaterra, para colaborar, copiar lo que funciona e intentar mejorar lo que hacen”.
De Mar Abab en http://www.yorokobu.es
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